sábado, 25 de febrero de 2012

ANGELES O DEMONIOS


Reflexionando hace tiempo, llegue a la conclusión de que todos tenemos a nuestro alrededor personas que nos impulsan a hacer el bien o el mal. En el caso de mi dieta puedo decir que cuento con ángeles que me impulsan a continuar con la dieta y también diablillos que me ayudan a romperla. Incluso me he dado cuenta de que yo mismo me comporto de las dos formas con mis amigos. Hace poco platicaba con un amigo:

-Chuy: ¿Qué onda amigo? ¿Cómo vas con la dieta?
-Amigo: Ni me digas, que el jefe cumple años
-Chuy: ¿Y luego?
-Amigo: Habrá pastel en el trabajo, no sé donde esconderme
-Chuy: Tranquilo, comete la rebanada y ya
-Amigo: ¡Aléjate demonio!, tu quieres que suba de peso 

Fue una conversación que me causó gracia y me puso a pensar en esto. En mi caso podría hablar de muchas personas que día con día me brindan su ayuda, el día de hoy quero dedicar el espacio a una de ellas,  mi mamá. Y es que en realidad, mi dieta no seria posible sin ella, aunque en un principio yo pensara que el mérito de bajar de peso era mío y de nadie mas. Fue en una conversación con una compañera de trabajo cuando comencé a darme cuenta de esto:

-Compañera: te juro que batallo mucho con la dieta
-Chuy: solo es cuestión de que te apliques
-Compañera: es que es muy pesado hacer la comida para todos y aparte la dieta
-Chuy: la mía la prepara mi mamá
-Compañera: con razón, tú no batallas 

Pero las actividades de mi madre no solo se reducen a: cocer, hervir, asar, licuar, picar, filetear, lavar, desinfectar, rallar, hornear, escoger, batir, cortar, pelar, tostar, sazonar, aderezar o endulzar.

En realidad el trabajo de ella va más allá de todo eso. Ella es quien me brinda su apoyo incondicional y la que comparte conmigo los kilos bajados o algunas veces aumentados. Al igual que yo, cada uno de nosotros podemos contar con ángeles que nos impulsan a seguir adelante con una dieta: tu esposo, tus hijos, tus hermanos o tus amigos. En mi caso puedo decir que además de mi mamá cuento con el apoyo de muchas personas que se preocupan por mi. Y tu que eres ¿ángel o demonio?



Muchas personas me han preguntado ¿Cómo me fue con la dieta de los jugos? ¿Cuántos kilos bajaste? Para no tenerlos con la duda los resultados fueron los siguientes:

Peso: 101 kilos
Estatura: 177 centímetros

Les confieso que, después de la friega que me metí con la dura dieta de los jugos, la verdad si me decepcione un poco. Aunque en medidas baje más de lo habitual yo creía que iban a ser menos kilos los que iba a pesar. Sin embargo mi cuerpo está cambiando y creo que a partir de ahora esto será un poco lento.

En el próximo texto le platicare sobre la nueva dieta a base pura proteína y sobre mi nuevo trabajo en un gimnasio.

BENDICIONES PARA TODOS

ANGELES O DEMONIOS


Reflexionando hace tiempo, llegue a la conclusión de que todos tenemos a nuestro alrededor personas que nos impulsan a hacer el bien o el mal. En el caso de mi dieta puedo decir que cuento con ángeles que me impulsan a continuar con la dieta y también diablillos que me ayudan a romperla. Incluso me he dado cuenta de que yo mismo me comporto de las dos formas con mis amigos. Hace poco platicaba con un amigo:

-Chuy: ¿Qué onda amigo? ¿Cómo vas con la dieta?
-Amigo: Ni me digas, que el jefe cumple años
-Chuy: ¿Y luego?
-Amigo: Habrá pastel en el trabajo, no sé donde esconderme
-Chuy: Tranquilo, comete la rebanada y ya
-Amigo: ¡Aléjate demonio!, tu quieres que suba de peso 

Fue una conversación que me causó gracia y me puso a pensar en esto. En mi caso podría hablar de muchas personas que día con día me brindan su ayuda, el día de hoy quero dedicar el espacio a una de ellas,  mi mamá. Y es que en realidad, mi dieta no seria posible sin ella, aunque en un principio yo pensara que el mérito de bajar de peso era mío y de nadie mas. Fue en una conversación con una compañera de trabajo cuando comencé a darme cuenta de esto:

-Compañera: te juro que batallo mucho con la dieta
-Chuy: solo es cuestión de que te apliques
-Compañera: es que es muy pesado hacer la comida para todos y aparte la dieta
-Chuy: la mía la prepara mi mamá
-Compañera: con razón, tú no batallas  

Pero las actividades de mi madre no solo se reducen a: cocer, hervir, asar, licuar, picar, filetear, lavar, desinfectar, rallar, hornear, escoger, batir, cortar, pelar, tostar, sazonar, aderezar o endulzar.

En realidad el trabajo de ella va más allá de todo eso. Ella es quien me brinda su apoyo incondicional y la que comparte conmigo los kilos bajados o algunas veces aumentados. Al igual que yo, cada uno de nosotros podemos contar con ángeles que nos impulsan a seguir adelante con una dieta: tu esposo, tus hijos, tus hermanos o tus amigos. En mi caso puedo decir que además de mi mamá cuento con el apoyo de muchas personas que se preocupan por mi. Y tu que eres ¿ángel o demonio?



Muchas personas me han preguntado ¿Cómo me fue con la dieta de los jugos? ¿Cuántos kilos bajaste? Para no tenerlos con la duda los resultados fueron los siguientes:

Peso: 101 kilos
Estatura: 177 centímetros

Les confieso que, después de la friega que me metí con la dura dieta de los jugos, la verdad si me decepcione un poco. Aunque en medidas baje más de lo habitual yo creía que iban a ser menos kilos los que iba a pesar. Sin embargo mi cuerpo está cambiando y creo que a partir de ahora esto será un poco lento.

En el próximo texto le platicare sobre la nueva dieta a base pura proteína y sobre mi nuevo trabajo en un gimnasio.

BENDICIONES PARA TODOS

miércoles, 15 de febrero de 2012

LA DIETA DE LOS JUGOS


A diferencia de mis textos anteriores, hoy comenzare con los resultados de mi última visita a mi tan querida y apreciada nutrióloga.

Peso: 103 kilos
Estatura 177 centímetros

Solo baje un kilo y en medidas me mantuve igual. Ante esta situación la nutrióloga me expresó su preocupación por el hecho de solo bajar uno o dos kilos por sesión en las últimas visitas. Confieso que no estaba tan dedicado a la dieta y el ejercicio como otras veces. De todas formas la solución de la nutrióloga fue la siguiente:

-Lo siento, pero te voy a dar una dieta más pesada
-Y entonces ¿Qué propones?
-Quiero meter un cambio radical a tu organismo para reactivar tu metabolismo

Ahora estaba frente a una dieta más pesada que a grandes rasgos, consistía en:

·         Almuerzos: Jugo de piña con papaya o licuado de yogurt con manzana y linaza.
·         Comida: Carne, pollo, pecado o atún (poca cantidad) con ensalada verde (mucha cantidad) 
·         Cena: Ensalada verde (mucha cantidad) con atún o jamón (poca cantidad)
·         Colación: Fruta

Además de esto, las recomendaciones fueron las siguientes:

·         Tomar agua natural de Jamaica o piña con alfalfa
·         En la hora de la comida consumir poca carne y y prácticamente llenarte con la ensalada verde
·         No consumir fruta en las noches
·         Comer la menor cantidad de carbohidratos
·         Tomar mucha agua
·         Hacer ejercicio diario

Entonces salí del consultorio con dieta en mano y dispuesto a reactivar mi metabolismo. El lunes y martes comencé con toda la actitud, en si me parecía que lo mas pesado de esta dieta eran las mañanas, ya que tenia que sobrevivir con un jugo o un licuado. Además de esto, mi objetivo era no faltar al gimnasio en toda la semana, ya que desde hace algún tiempo solo iba dos o tres veces.

Lo peor sucedió durante el miércoles y jueves ya que a Saltillo llego un frente frio, de esos muy fríos y con tanto frio yo tenía unas ganas inmensas de comer pan con café o un pastel con chocolate o algo que me diera calor, mucho calor. Sin embargo tenía que saciar mi hambre con fruta fresca y agua de piña. Además  tenia que ir al gimnasio a cumplir con el objetivo de no faltar. Llegue a casa del trabajo y me di cuenta que si me quedaba en casa, con ese clima iba a terminar rompiendo la dieta. Entonces me fui al gimnasio.

Luego de una hora de zumba regrese a casa a cenar lo que indicaba la dieta: ensalada verde con dos rebanadas de jamón. La ensalada me hizo cosquillas y con tanto frio yo aun tenía hambre de carbohidratos, entonces le dije a mi mamá:  

Chuy: Sigo con hambre
Mamá: Come un pan tostado con mermelada
Chuy: Si… ¡No! no puedo comer pan…
Mamá: Bueno, entonces comete unas galletas de salvado
Chuy: Ándale eso si… ¡No! tampoco puedo comer de eso…
Mamá: Tú ya andas necio

En realidad podía comer el pan y las galletas, sin embargo me llamo la atención el comentario de mi mamá. Y realmente tenía razón y estaba confundiendo mi ansiedad por comer desesperadamente con hambre. Por que en el fondo sabia que si me comía una rebanada de pan iba a querer otra, y luego otra y luego vendría el remordimiento. Entonces decidí irme a dormir con mi ansiedad. Y aunque resulte asombroso, a la mañana siguiente desperté sin hambre y pude continuar con la dieta. Yo creía que si me dormía con hambre a la mañana siguiente amanecería con un apetito capaz de acabar con una vaca entera. Pero no fue así.

La dieta duró una semana y media, sin embargo el fin de semana tuve un pequeño desliz con una orden de tacos. Pero no fue algo que no se pudiera resolver con un poco mas de ejercicio y retomando la dieta con las mismas ganas al día siguiente. En el próximo texto les platicare sobre los resultados de esta dieta.

BENDICIONES PARA TODOS

jueves, 2 de febrero de 2012

PLATICAS DE VEGETARIANOS


De entre todas mis amigas, existe una que hace poco se hizo vegetariana: Rebeca. Ella es de esas personas que es imposible no quererlas, ya que tiene un carácter muy agradable y una mamá que hornea unos pasteles deliciosos.

Cuando ella nos confesó su vegetarianismo nosotros lo hicimos evidente ante las demás personas, de pronto le decíamos “Revaca” y una que otra ofensa, sin embargo; lejos de todas las burlas hoy quiero demostrar mi admiración por ella.

Dentro de todos mis intentos por bajar de peso, una vez intente convertirme en vegetariano, mi plan era quitarme la carne paulatinamente. Primero deje todos los embutidos (jamón y salchicha), luego la carne roja (res y puerco), luego la carne blanca (pollo) al final solo consumía cereales, frutas, pescado y atún. Yo me autonombraba “pesco-vegetariano”, aunque mi “estilo de vida” duró un mes, ya que se vio opacada por una deliciosa parrillada de un 16 de septiembre.

Un amigo me contó que él y su esposa eran vegetarianos desde jóvenes y que sus hijos eran vegetarianos desde el embarazo y que cuando eran niños tampoco querían verduras y las peleas con sus hijos eran parecido a esto:

-¿Cómete el brócoli?
-No me gusta el brócoli
-¡Que te lo comas!
-¡No!
-Si no te lo comes, te voy a dar carne
-Ok, me como el brócoli


Luego de cinco meses de dieta, me di cuenta que realmente no es tan difícil vivir sin carne, tampoco al grado de convertirme en vegetariano, pero si al punto de no consumirla por un par de días. Hay días en que mi alimentación esta basada en frutas, cereales, verduras, queso, frijoles y un sinfín de cosas que se pueden consumir, aunque de repente tengo mis recaídas en algunas taquerías.  Algunos platillos que no requieren carne y que a mí me gustan mucho:
-Queso con rajas de chile poblano y elote
-Ensalada de nopales
-Ceviche de soya
-Enchiladas
-Pizza primavera

Luego del regreso con la nutrióloga los resultados tan esperados en el mes de enero fueron los siguientes:

Peso: 104 kilos
Estatura: 177 centímetros
Brazo: 29 centímetros
Cintura: 95 centímetros

La doctora dice que ya estoy trabajando en la grasa acumulada durante años y que esa es la más difícil, mientras tanto yo sigo al pie del cañón rumbo a bajar de los 100 kilos.

BENDICIONES PARA TODOS